LA HISTORIA DE LAS GRANDES CRISIS FINANCIERAS. CARLOS MARICHAL

 LA HISTORIA DE LAS GRANDES CRISIS FINANCIERAS. CARLOS MARICHAL

Nuestro libro abarca un extenso resumen acerca de la historia de las mayores crisis financieras, tanto pasadas como actuales. Mediante este libro comprendemos nuestros antecedentes históricos, y el porqué de las medidas que nuestros bancos y gobiernos toman. El autor plantea el sentido histórico de la crisis de 2008 en perspectiva de las otras crisis grandes pasadas, y a su vez, lo hace de manera histórica para que cada uno pueda tratar de entender las causas y consecuencias. Define la crisis del 2008 como bancaria, bursátil y fiscal, convirtiéndose en una crisis mayúscula.

En 2008 se da un verdadero tsunami financiero, se comenzó a pensar que las hipotecas negociadas con sectores humildes en el país más rico del mundo podrían ser la mecha de esta fenomenal explosión financiera, aunque la gravedad del hecho constaba en la no prevención con suficiente antelación.

Con el miedo de que se convirtiera en una nueva Gran Depresión, se cree que el hecho de este sentimiento haya contribuido a evitar el derrumbe total de los mercados financieros mundiales. Muchos definen esta época como la Gran Recesión. Ha sido la crisis que ha causado más bancarrotas y mayor desempleo que cualquier otra desde 1930 a 1933.

Las principales crisis económicas mundiales en orden de importancia son la Segunda Guerra mundial, La Primera Guerra mundial, La Gran Depresión, la crisis de principios de los años 1920, y una serie de eventos de la posguerra como la crisis de la deuda de Latinoamérica en los años de 1980 y la crisis financiera asiática de 1997 y 1998.

La primera globalización, que abarcó el período de 1873 a 1914, se caracterizó por ser una época de capitalismo liberal marcada por crisis financieras. Durante este periodo, la economía global experimentó un rápido crecimiento impulsado por la expansión comercial, la industrialización y la conectividad entre los mercados internacionales. 

Sin embargo, esta era también estuvo plagada de crisis financieras, siendo la crisis de 1873 un punto de inflexión importante. La quiebra de bancos, la volatilidad en los mercados y la contracción económica revelaron las vulnerabilidades del sistema financiero global. A pesar de los desafíos, la primera globalización sentó las bases para la interconexión económica a nivel mundial, influyendo en la configuración de la economía global hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.

El colapso financiero de 1929, también conocido como el Crack del 29, marcó el inicio de la Gran Depresión, una de las crisis económicas más severas en la historia mundial. La sobreexposición especulativa en el mercado bursátil, junto con prácticas financieras imprudentes y una falta de regulación adecuada, llevaron al desplome de la Bolsa de Nueva York. Este evento desencadenó una espiral descendente, afectando a la economía global. La contracción del crédito, la caída de la producción industrial y el desempleo masivo contribuyeron a la prolongación de la depresión, que persistió durante la década de 1930, infligiendo sufrimiento económico y social a nivel mundial.

Durante la era de Bretton Woods, que abarcó desde 1944 hasta 1971, se estableció un sistema financiero internacional con el objetivo de estabilizar las economías devastadas por la Segunda Guerra Mundial. El acuerdo implicaba la fijación de las tasas de cambio de las principales monedas al dólar, respaldado por el oro. Este régimen proporcionó cierta estabilidad a las finanzas mundiales y facilitó el comercio internacional. Sin embargo, a medida que las economías crecían y evolucionaban, surgieron desequilibrios. La creciente demanda de dólares, la inflación y la falta de flexibilidad en las tasas de cambio llevaron a tensiones en el sistema. En 1971, el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, abandonó el patrón oro, poniendo fin a Bretton Woods y desencadenando una era de flotación cambiaria. Aunque el sistema mostró algunas debilidades, las crisis fueron limitadas en comparación con periodos anteriores, gracias en parte a la cooperación internacional y la supervisión de las políticas económicas.

Los orígenes de la globalización contemporánea entre 1973 y 1990 estuvieron marcados por cambios significativos en la economía mundial. La crisis del petróleo de 1973, junto con la liberalización financiera y la adopción de políticas neoliberales, impulsó la integración económica global. Sin embargo, este periodo también presenció el auge y la posterior crisis de la deuda externa en los países en desarrollo. Estos países, atraídos por préstamos internacionales, se endeudaron considerablemente para financiar proyectos de desarrollo. La combinación de tasas de interés elevadas, fluctuaciones en los precios de las materias primas y políticas económicas internas deficientes llevó a una acumulación insostenible de deuda. La crisis de la deuda en la década de 1980 resultó en programas de ajuste estructural y medidas de austeridad impuestas por organismos internacionales, generando desafíos económicos y sociales en los países en desarrollo y planteando preguntas críticas sobre la equidad y sostenibilidad del sistema financiero global.

La globalización financiera a fines del milenio, entre 1990 y 2006, se caracterizó por una rápida expansión de los mercados financieros a nivel mundial. Este período presenció la liberalización de los flujos de capital, avances tecnológicos y una mayor interconexión entre los mercados. Si bien estas tendencias promovieron el crecimiento económico y la eficiencia en la asignación de recursos, también contribuyeron a la multiplicación de las crisis financieras. La excesiva especulación, la falta de regulación efectiva y la interdependencia de los mercados amplificaron la propagación de shocks económicos. Ejemplos notables incluyen la crisis financiera asiática de 1997, la crisis rusa de 1998 y la burbuja tecnológica de principios de los 2000. Estos eventos destacaron la fragilidad del sistema financiero global y llevaron a una mayor conciencia sobre la necesidad de reformas y mecanismos de supervisión más robustos para mitigar los riesgos inherentes a la globalización financiera.

La crisis financiera y económica de 2008-2009 fue un acontecimiento devastador que tuvo profundas implicaciones a nivel mundial. Iniciada por la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos y la posterior quiebra de grandes instituciones financieras, la crisis se expandió rápidamente a nivel global. La práctica de empaquetar y vender hipotecas de alto riesgo, conocidas como subprimes, generó una cascada de impagos que afectó a los mercados financieros internacionales. La crisis desencadenó una recesión económica, con la contracción de la actividad económica, el aumento del desempleo y la disminución de la confianza del consumidor. Gobiernos de todo el mundo implementaron medidas de rescate y estímulos para estabilizar los mercados financieros y evitar un colapso económico total. La crisis del 2008-2009 dejó una huella duradera en la conciencia global, provocando reformas regulatorias y una reconsideración de las prácticas financieras para prevenir futuras crisis similares.

Como reflexión, si no nos interesamos por conocer nuestro pasado económico ¿Cómo vamos a saber enfrentarnos a futuras crisis que nos aguardan? Conocerlas nos ayudará a saber no solo esto, sino a saber gestionar acciones de nuestro día a día como tener una cuenta bancaria o una tarjeta, gestionar nuestro capital y aprovechar las oportunidades de la época financiera en la que nos encontremos. Este libro nos ayudará a ello. 








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